El hígado es uno de los órganos más activos. Participa en todo tipo de metabolismo, coagulación y apoyo inmunológico, es un almacén de vitaminas y oligoelementos, neutraliza los compuestos tóxicos y tiene muchos más efectos. Sin embargo, la naturaleza moderna de la vida y la dieta, así como los virus y los medicamentos son bastante despiadados con el órgano, y su destrucción suele comenzar ya a una edad temprana.


Cuando es el momento de revisar el hígado

El hígado, en contra de la creencia popular, no es capaz de «hacer daño». Y las «raíces» del malestar y la pesadez en la zona subcostal derecha provienen de la vaina del hígado (cápsula del órgano).

El aumento del tamaño del hígado debido a la inflamación o al edema se acompaña de un estiramiento de la cápsula y de la irritación de sus receptores.

Además, el hígado es capaz de volver a crecer por sí mismo, e incluso tras la extirpación de hasta ¾ del volumen del órgano puede restablecerse por completo en 4-6 meses. Tal peculiaridad permite compensar con éxito durante mucho tiempo la destrucción de las células hepáticas y «enmascarar» la patología.

Y se puede sospechar de problemas hepáticos por:

  • Fenómenos dispépticos (náuseas, trastornos de las heces, molestias abdominales) que se producen después de una comida, especialmente rica en grasas (porque se altera la producción normal de bilis);
  • edema (debido a una deficiencia de proteínas sintetizadas por el hígado que «impiden» que el plasma sanguíneo se «filtre» a través de los vasos sanguíneos),
  • Anemia ferropénica crónica y signos de deficiencia de vitaminas liposolubles, con su adecuada ingesta de alimentos (ya que el hígado es el mayor almacén de nutrientes del organismo);
  • Aumento de la fatiga (ya que las mitocondrias de las células del hígado son las productoras de energía más activas),
  • Trastornos hormonales (debido a la alteración de la síntesis de proteínas portadoras),
  • Alteración del «equilibrio» del colesterol en la sangre (porque el colesterol no sólo se suministra externamente, sino que es sintetizado en su mayor parte por el hígado),
  • aumento de las hemorragias (debido a la disminución de la producción de ciertos factores de coagulación).
  • Signos de sobredosis de drogas durante su uso normal (ya que es el hígado el responsable de la inactivación de las sustancias biológicamente activas y de la «desintoxicación» general del organismo).

Cómo comprobarlo

La destrucción de cualquier célula del cuerpo, incluidas las células del hígado (hepatocitos), va acompañada del «vertido» de sus enzimas intracelulares en la sangre. En el caso del hígado, estos marcadores son principalmente las transaminasas hepáticas: ALT y AST.

En condiciones normales, entran en la sangre en cantidades mínimas como resultado de la muerte celular «natural». La destrucción masiva del hígado se acompaña de un aumento de su concentración de 5 y más veces los límites normativos. Y tal ensayo es la justificación del diagnóstico de «hepatitis».

Otro marcador de prueba es la bilirrubina.

Al mismo tiempo, un aumento de la bilirrubina directa es un marcador de daño hepático y/o del tracto biliar. Junto con un aumento de la fosfatasa alcalina y gamma GT muestra una violación de la salida de la bilis.

La elevación de la bilirrubina libre no tiene ninguna relación especial con el hígado, ya que está causada por la destrucción excesiva de los eritrocitos. Y se utiliza sólo para el diagnóstico diferencial de patologías entre sí.

Y el diagnóstico de los trastornos biliar-hepáticos, por regla general, se realiza de forma exhaustiva y teniendo en cuenta todas las enzimas indicadas.

Otro marcador no evidente de problemas hepáticos es el colesterol en sangre.

El lípido se sintetiza en el hígado y reacciona «sensiblemente» al estado de éste.