
Richard Smith lo tiene claro: de cáncer. Luis Buñuel, como nos relata Smith, también. Magnífico post en el blog del BMJ que traducimos para mejorar su difusión.
Simplicidad voluntaria y objeción de conciencia a «cierta» atención sanitaria al final de la vida, una opción que casi nadie es capaz de ejercer hoy en día por el imperativo de la inhumana ley del rescate médico:
«si hay alguna posibilidad, preocúpese, los médicos la aprovecharan».
«Luis Buñuel, cineasta, surrealista, iconoclasta, moralista y revolucionario, pensaba mucho en la muerte. «A veces», escribió en 1982, un año antes de morir a los 83 años, «creo que cuanto más rápido, mejor, como la muerte de mi amigo Max Aub, que murió de repente durante un juego de cartas. Pero la mayoría de las veces prefiero una muerte lenta, una que se espera, que me deja revisar mi vida para un último adiós «.
¿Cómo quiere morir? Usted también debe pensar en ello.
Buñuel fue claro acerca de cómo no quería morir:
«No tengo miedo de la muerte. Tengo miedo de morir solo en una habitación de hotel, con mis maletas abiertas y un guión de rodaje en la mesa de noche. Debo saber qué dedos cerrarán mis ojos».
«La muerte más horrible», escribió, «es una que mantiene a raya los milagros de la medicina moderna, una muerte que nunca termina. En el nombre de Hipócrates, los médicos han inventado la forma más exquisita jamás conocida por el hombre de tortura: la supervivencia».
Buñuel vio cómo murió Franco y sintió lástima por un hombre que odiaba. La muerte de Franco en 1975 sigue siendo el ejemplo más horrible, una muerte que sólo los médicos podían concebir. Los médicos trataron de compensar cada uno de los fallos orgánicos. Como estudiante de medicina, un año antes de mi graduación, también la observé con horror. Pienso en la muerte como un carpintero incompetente tratando de nivelar una mesa, aserrando algo de una pata, luego la otra, y finalmente terminando con la tabla en el suelo.
Buñuel murió de cáncer de páncreas en la Ciudad de México en 1983. Pasó su última semana discutiendo de teología con un hermano jesuita.
Su viejo amigo y colaborador, Jean-Claude Carrière, escribió:
«Luis esperó a la muerte por un largo tiempo, como buen español, y cuando murió estaba listo. Su relación con la muerte era como la que uno tiene con una mujer. Sintió el amor, el odio, la ternura, el desapego irónico de una larga relación y no quería perderse el último encuentro, el momento de la unión. «Espero morir con vida» me dijo. Al final, fue como había deseado. Sus últimas palabras fueron: «Me estoy muriendo».
¿Va a estar listo usted? ¿Voy a estar listo?
Hay, como he dicho muchas veces, esencialmente cuatro modos de morir: la muerte súbita; la larga y lenta muerte de la demencia; el arriba y abajo de la muerte por insuficiencia orgánica, donde es difícil identificar si ha llegado el final, tentando a los médicos a seguir el tratamiento siempre durante demasiado tiempo; y la muerte por cáncer, contra el que se puede luchar durante mucho tiempo, pero cuyo final puede intuirse en las últimas semanas. Suicidio, asistido o no, es una quinta, pero la dejo fuera por el momento.
A menudo pregunto a mis audiencias cómo quieren morir, y la mayoría de la gente elige la muerte súbita. «Eso puede ser bueno para ti», les digo, «pero puede ser muy duro con los que te rodean, particularmente si se deja una relación importante herida y sin cicatrizar. Si quieres morir de repente, vive cada día como el último, asegurándote de que todas las relaciones importantes están en buena forma, tus asuntos están en orden, y las instrucciones para tu entierro cuidadosamente mecanografiadas y en una pancarta o, tal vez mejor, en Facebook.»
La muerte larga y lenta de la demencia puede ser la más horrible, como borrarse lentamente; cuando, finalmente, llega es un ligero beso.
La muerte por insuficiencia de algún órgano, respiratoria, cardíaca o renal, le tendrá usted demasiado tiempo en el hospital y en las manos de los médicos.
Así que la muerte por cáncer es la mejor, la más cercana a la muerte que Buñuel quería y tuvo. Usted puede decir adiós, reflexionar sobre su vida, dejar sus últimos mensajes, tal vez visitar lugares especiales por última vez, escuchar sus piezas favoritas de música, leer poemas queridos, y prepararse, de acuerdo a sus creencias, para conocer a su creador o disfrutar del olvido eterno.
Esta es, lo reconozco, una visión romántica de la muerte, pero se puede lograr con amor, morfina y whisky. Pero hay que mantener alejados a los oncólogos, demasiado ambiciosos, con lo que dejaremos de malgastar miles de millones tratando de curar el cáncer, para finalmente morir de una muerte mucho más horrible»
Conflictos de interés: Richard Smith morirá, tal vez pronto: tiene 62 años»
Richard Smith fue el editor de la revista BMJ hasta 2004.
15 Comments
Todo esto es muy bonito y literario pero, y los momentos de dolor y sufrimiento? Ya,hay drogas pero, y si te dan un mal viaje? Es bastante romántica la idea,sí, sobre todo si no hay amor (hecho bastante habitual, por cierto, incluso en casos en los que hay personas alrededor). Yo prefiero la muerte de un día para otro, como la vida misma.
Los médicos generalmente, y una inmensa mayoria, sabemos muy bien cuando no caben más medidas. Algunos redactados y articulos son muy injustos y recogen la idea del profano que no entiende nada y que ve en un suero medidas desesperadas. No hagan el juego a la incultura ni demonicen a los medicos, que son precisamente los que promueven los debates sobre los limites del esfuerzo terapéutico.
Me parece un relato excelente!!
Qué bonita reflexión y cuánta falta hace que la gente piense más en la muerte, ya que lo doloroso no es irse sino estar viviendo un día y otro soportando frustraciones, decepciones, desencantos. La vida la tenemos que teñir de satisfacción y amor, o tendremos una muerte mala. Da igual la causa o el «tempo», cuando falta algo por hacer en la vida, la muerte siempre vendrá a destiempo
Algunos extractos:
«No hay duda que la muerte digna es mejor alternativa a los tratamientos convencionales ofrecidos por la medicina comercial. Por la simple razón de que de algo debemos morir, que al menos no sea padeciendo y a la vez, niega toda posibilidad de que este «monstruo» se siga alimentando a costa del sufrimiento.»
http://consumasalud.blogspot.com.ar/2013/02/es-mas-facil-temer-al-cancer-que-hacer.html
«¿Qué ocurriría si nos amigáramos con la muerte?.
No digamos al punto de ir en su búsqueda apresuradamente, pero sí en el sentido de que nos brinde una vida más tranquila sacándonos de la huida constante.
Siendo que la muerte es parte de la vida, ambas se convierten en un mismo ciclo, en una misma cosa que no está separada, sólo la mente demente separa la muerte de la vida ya que son la misma cosa. Nadie nace sin comenzar a morir en el mismo instante.»
«No vivir como muertos con un futuro prometedor de una vida segura y feliz, sino, por el contrario, reconocer que nadie tiene ni un solo día de su vida asegurado. »
http://consumasalud.blogspot.com.ar/2013/06/la-muerte.html
Teniendo en cuenta que nos dirigimos a pasar por la muerte desde que nacemos, disfrutarla sería lo más lógico y coherente, sobretodo si esgrimamos el ideal de una atención sanitaria que proporciona calidad de vida, entiendo yo, paz y felicidad. La muerte entonces es sólo una etapa más de la vida y así como hacemos placenteros los días practicando lo que más nos guste, esquivando situaciones perturbadoras o recurriendo a un parapléjico sistema de salud que nos exima de la enfermedad, debiéramos contar con habilidades y destrezas para tal fin en la «fase» de la muerte,ergo, un sistema de salud que las practique con nosotros y nuestros seres queridos, mas no uno que usufructe de la aprehensión a la no muerte que solemos experimentar al final del comienzo.
Estimado Josef:
La inmensa mayoría de los médicos no saben o no se atreven a valorar cuando no caben más medidas.
Lo se bien. Trabajo en oncología.
Estos artículos son muy necesarios
Enhorabuena por su publicación
Estoy muy de acuerdo con Usted.
Excelente. Sentido comun, experiencia clinica y conocimiento profundo de la Oncologia contemporanea. Quizas os interese mi coincidente opinion en El Periodico de 14.9.2011.
Excentes reflexiones.Yo he visto morir en casa a la mayoria de los familiares,unas veces atosigados por el cuidado médico alargando y multiplicando la agonia,cuando en realidad lo que el enfermo queria solo era tranquilidad para morir.
…y otras veces he visto morir en casa a otros familiares que querian seguir viviendo y la medicina a sido incapaz de ayudar,porque en realidad no hay mucho que hacer cuando todo se esta acabando,bueno si,dejarnos morir en paz,porque estoy convencida que biológicamente nuestro organismo es capaz de afrontar dignamente la muerte.
Creo que el vivir con un pie en este mundo y con el otro en el llamado por muchas religiones o filosofías «Mundo Espiritual» es un modo importante de enfrentar la vida y la muerte. Personalmente, cuando era un adolescente me impactó mucho una frase que existía en la famosa «Desiderata», ese anònimo de una iglesia en Baltimore, «nutre tu espiritualidad para que te proteja en la desgracia repentina». Pero lo aclaro, es nada más que un modo más de enfrentar esa parte de la vida que es la muerte. Quizá, si se le cambiara el nombre como por ejemplo, «traspaso», «desaparición de la materia», «transformacion en energía», tendría una connotación menos temible.
A mi me gustaría morir sin mucho dolor y sin enchufes en ninguna parte de mi cuerpo. Y por descontado siendo consciente de que me voy.
En mi modesta opinión, lo realmente importante es que se respeten los deseos de la persona. La libertad indivudual, expressada el un DVA significa que el firmante se ha planteado el tema y que ha reflexionado sobre la muerte. En ese caso, y con una modificación de la legislación vigente, sin que penalice ciertas pràcticas de ayuda al suicidio medicamente asistido, pienso que el tema de cómo querer morir o no querer morir seria menos angustioso que en la actualidad.
Concepció
[…] Fuente […]