
En el año 2012, el Colegio de Médicos de Murcia me abrió un expediente disciplinario por publicar el artículo titulado «El poder médico» en el periódico La Verdad de Murcia. Tras recurso, acabó en «apercibimiento en privado por falta leve». El motivo del artículo fue una huelga de celo de los médicos hospitalarios que dejaron de dar altas para protestar contra medidas tomadas por la administración en el inicio de la crisis.
Hay que preguntarse, a propósito del expediente que el Colegio de Médicos de Segovia a abierto a la Dra. Mónica Lalanda, motivo por el cual re-editamos esta entrada, si el código deontológico médico puede limitar la libertad de expresión mediante la aplicación del artículo 37. Parece un artículo que pretende señalar la necesidad de no hablar mal de las actuaciones de otros compañeros en relación con la atención a pacientes individuales. Siempre he pensado que no genera confianza, ni en la organización, ni en la profesión, que un médico le hable mal al paciente de actuaciones o decisiones tomadas por otro, incluso aunque sean criticables. Ponemos al paciente ante un conflicto de lealtades e incrementamos su sensación de desvalimiento.
Sin embargo, tanto el expediente a la Dra. Lalanda como el que se me realizó a mi, se han producido por una crítica pública al sistema y a comportamientos profesionales, donde no había pacientes individuales de por medio. Creo que está claro que el código deontológico no puede utilizarse para limitar la libertad de expresión, un derecho constitucional y humano, ni la (auto)crítica profesional. No puede haber colectivos impunes.
«Pocas veces quienes tienen el poder son transparentes y democráticos. La mayoría de las veces se ejerce el poder desde una especie de ambigüedad paternal: “lo hacemos por tu bien”, y poco se explica. Hay una idea de potencia tras el poder, no tanto en la fuerza que puede aplicar, sino en la posibilidad de hacerse presente, de manifestarse. El saber la existencia de un poder actúa y delimita las conductas humanas, aunque nadie actúe explícitamente, aunque aparentemente no pase nada, ni se diga nada.
Soy médico y aprecio a la mayoría de compañeros y compañeras por su abnegación, compromiso, responsabilidad, seriedad o entrega al paciente. Probablemente las mejores personas que conozco, las que más admiro, son médicos. Es una profesión difícil esta. Siempre sometida a retos e incertidumbres. El reto más importante de nuestra profesión sin embargo no es gestionar el conocimiento sino el poder. La medicina es, quizá, la profesión más poderosa que existe. Me río yo del poder de los políticos. Nadie tiene tan pocos condicionantes para ejercer el poder como el médico. Por eso, más que en cualquier otra profesión, la reflexión sobre la propia actividad es tan importante. No existen muchos más mecanismo de contrapeso que la auto-crítica.
Gran parte del poder del médico se fundamenta en una gran semi-verdad. Una semi-verdad es una idea que es cierta y valiosa pero tras la que se suelen esconder actos que van en contra de esa verdad. La semi-verdad más potente utilizada para justificar el poder médico es: “mi principal objetivo es el bien del paciente”. Desde esa idea tan hermosa, los médicos justificamos todas nuestras acciones y las barnizamos de una patina ética. Esa semi-verdad permite que algunos profesionales sigan recibiendo prebendas o regalos a cambio de utilizar o recomendar un producto u otro sin que se les caiga la cara de vergüenza. Todo por el paciente. Lo más nuevo. Lo más caro. No siempre lo mejor.
Esa semi-verdad se está esgrimiendo descaradamente en estos tiempos convulsos para defender intereses puramente corporativistas. A los médicos, a diferencia de otros colectivos, nos cuesta reconocer directamente que, en muchas ocasiones, nos movemos por intereses personales. Todavía más, que ponemos nuestros intereses por delante de los de los pacientes o de la propia sociedad. Eso nos haría perder poder delante de los ciudadanos. Esa ficción de altruismo y generosidad en el ejercicio de la profesión sigue siendo una potente metáfora encubridora.
Por eso cuando, en nombre de la “mejora de la productividad” (otra medio verdad, esta vez de los políticos; en realidad solo quieren ahorrarse dinero de la manera más sencilla) modifican condiciones laborales, los médicos esgrimen siempre en primer lugar la pérdida de calidad del sistema y el peligro para los pacientes. El “bien común” también fue enarbolado por los controladores cuando protestaban contra los recortes de sus astronómicos sueldos. Finalmente, tras la “espantada”, se les vio el plumero y la sociedad les ha castigado duramente en términos de prestigio. Cuando se regularizan plantillas sobredimensionadas en hospitales de Cataluña los médicos dicen que morirán pacientes en lista de espera. La sociedad tiembla. Se saben rehenes del poder médico. Es un chantaje encubierto y sórdido del que me avergüenzo. Todos los días mueren pacientes en lista de espera, con o sin recortes. Y es imposible evitarlo. Cuando los médicos dejan de dar altas para que se colapse Urgencias como medida de presión ¿Dónde está el bien del paciente? Lamentablemente los políticos cobardes ceden ante estos viles chantajes y la sociedad calla.
Lo normal es que si hay que trabajar más horas, se trabajen de la manera más rentable en términos de productividad: peonadas por la tarde en atención hospitalaria y sábados por la mañana en atención primaria. Pero habría que hacer más. Quitar médicos de guardia en especialidades sobredimensionadas en efectivos, compartir especialistas localizados para los dos hospitales urbanos de Murcia; controlar las salidas a congresos pagados por la industria de los médicos si no se aporta investigación, igualar la productividad de los quirófanos entre mañanas (cuando el pago es por sueldo; poco rendimiento) y las tardes (cuando el pago es por intervención; alto rendimiento) etc. Yo no comparto esa forma de ejercer el poder y me avergüenza. Hay muchos más médicos en contra de este abuso de poder. No todos estamos en el mismo saco. Y cuidado porque la sociedad nos puede “abandonar”. Es el momento de la responsabilidad; de ejercer el poder en beneficio de la sociedad. Tanto médicos como políticos»
Abel Novoa
29 Comments
Muy bueno, muy valiente.
Hasta ahora la confianza de la ciudadanía en la honestidad, y ética del médico era un «cheque en blanco». Eso es un orgullo para el que la recibe y también una pesada losa de responsabilidad a la que hay que responder con honestidad. Es un «contrato» social que implica por un lado (el de los pacientes que ya no lo son tanto) respeto y un cierto punto de fe acrítica en las decisiones médicas y por otro, ejercer la profesión médica «con inocencia y pureza». Tanto das, y más tarde o temprano, tanto recibes. Es, digámoslo así, una balanza equilibrada a lo largo de los siglos. Una balanza que gracias a la inercia de los siglos se opone a cambios bruscos pero en la que parece que se están modificando las relaciones, los significados, que la sustentan. Digamos que la medicina ostenta hoy un gran poder y responsabilidad en cierto modo derivados de «las rentas», de las confianzas, generadas a lo largo de siglos de honestidad, compromiso, conciencia, consagración, tradiciones y dignidad de la profesión médica…y del conocimiento científico que ha gestionado desde los principios de la ética.
Hoy parece necesario deslindar, diferenciar, qué parte de las prácticas clínicas, gestoras, investigadoras, micropolíticas, docentes son derivadas de las relaciones de poder en que estamos imbricados y qué parte de estas prácticas son fruto de la genuina trasposición de la ciencia, de la verdad, a la clínica. No siempre son honestas (partiendo de que los mercados no tienen por principio ético pensar en el bien común sino en el bien de los inversores de capital) estas relaciones que se establecen entre ambas realidades que no son cosas abtractas sino que se hacen cuerpo en las personas, en los agentes sociales, y se articulan en relaciones entre individuos. Es un mito y una falacia pensar que los individuos implicados en la prestación de servicios de salud actúan siempre desde los principios éticos reflejados en ese contrato que los legitima para tener la confianza de la ciudadanía, o pensar que aunque puedan funcionar desde y con una racionalidad de profesión liberal, con una racionalidad neoliberal de mercado, al menos lo hacen desde la ciencia más pura, más aséptica.
Eso habrá que ganárselo a pulso día a día en la relación profesional que se establece con una ciudadanía y con unos empleadores que ya han dejado de creer en cuentos de hadas y que empiezan a cuestionar tanto los supuestos éticos como los científicos en que se basa el actual poder de la medicina; que empiezan a cuestionar si el «valor»global de la «marca medicina» se ajusta a su valor real. Haciendo una analogía con la burbuja inmobiliaria y financiera donde se han sobrevalorado los activos antes de estallar de golpe, podría ocurrir algo similar con los «activos profesionales de la medicina»: que sean de golpe revisados a la baja y que entremos en una brusca crisis de confianza. Para evitar eso hay que recapitalizar la profesión con «capital ético» y con «capital científico» no tóxico, de primera calidad que pueda hacer frente a las garantías que se dieron cuando se hizo el contrato, el préstamo de confianza.
Gracias por el comentario. Es verdad José Luis que tenemos un gran poder y que ese poder nos carga de responsabilidad. Es un poder que emana de la confianza que en nostros depositan los pacientes. Esa confianza es un regalo. A cambio la sociedad nos exige un peaje en términos de lealtad. Y no somos leales si bloqueamos altas para colapsar un hospital como medida de presión ante una decisión política, desde mi punto de vista, por otra parte, injusta.
Abel Novoa
No se de que poder habla este médico, ni entiendo de mezclar política, medicina con derechos laborales de las personas. A mi como médico lo único que me interesa es que mi paciente resuelva su problema «médico» por el cual acude a mi consulta, y si hay que operarlo, que el resultado de la operación sea perfecto, y para ello no me limito a presentarme en el quirófano sin haberme preparado la operación, sino que muchas noches, cuando la gente está o durmiendo o viendo la televisión (a lo que tienen derecho), yo estoy estudiando las operaciones del día siguiente. A mi no me interesan para nada los regalos de las casas comerciales de los que habla, ni veo necesario que existan, y si conoce el Sr Novoa( no se si es Dr. desde el punto de vista académico, lo cual yo si soy) casos de corrupción, del mal praxis,de maltrato hacia los pacientes, que los denuncie ante los organismos competentes. Yo no tengo ningun poder, ni lo quiero, ni ejerzo la medicina para ello, ni me interesa cargo político alguno. El único poder que tengo es el agradecimiento de mis pacientes, y mi gran satisfación es cuando me cojen de la mano o me dan un beso esas abuelicas a las que he curado o sacado de la silla de ruedas. Estos pacientes son mi razón de vivir profesionalmente hablando y para lo que cada día, desde que soy médico dedico muchas horas. Para verlos, para operarlos, para estudiarme sus casos y para intentar que el resultado de mi trabajo resuelva el problema del paciente. ¿De que poder habla Sr. Novoa¿. Si los médicos, o jueces, o policias, o incluso los controladores que Ud. menciona (y que nada tienen que ver con los médicos, ni sus sueldos como bien sabe, ni sus métodos, que fueron vergonzosos ganando como bien sabe salarios desorbitados, lo cual no es el caso de los médicos), si estos colectivos deciden defender sus derechos laborales como trabajadores, no creo que tengan menos derecho que otros colectivos a ello. Algunas incomodidades para todos pueden aparecer en estos casos de conflictos laborales, pero no conozco ningun caso en que un médico sea capaz de poner en peligro la vida de un paciente por defender sus derechos laborales. Asi que Sr. Novoa si alguna vez los colectivos médicos deciden defender sus intereses, que no sus privilegios, creo están en su derecho. Hemos visto como se pierden para TODOS los trabajadores TODOS los logros conseguidos desde hace mas de un siglo, logros que pretendían que el trabajador no fuese un esclavo al servicio del patron, que le decía hace años cuando podía irse a su casa tras jornadas de trabajo agotadores. ¿Es eso lo que defiende Ud?, porque de lo demás que habla, no se que tiene que ver con los médicos honrados que cada día ejercen en esta Comunicad. Ni tiene razón cuando generaliza y siembra porquerías sobre sus colegas. Denuncie ante las autoridades sanitarias los casos de corrupción, los abusos que considere se producen, pero no vierta mierda sobre los médicos que honradamente hacen su trabajo, y que si alguna vez protestan…….. tambien tenemos derecho a ello. Ud. suelta un saco de plumas al aire, que representan verdades a medias y lo único que conseguirá es que el paciente pierda la confianza en su médico, confianza que necesita , pues quiere que su médico sea el mejor, que le preste su dedicación, que sea esa tabla de salvación a la que se agarra.Pues bien esas plumas de chismorreo que ha vertido en el aire, cuando quiera recogerlas todas será imposible y quedarán muchas por los rincones, el daño ya estará hecho. Quedarán DUDAS, sospechas, desconfianza en los pacientes sobre el único que podía ayudarle en su salud. El paciente solo quiere que lo curen, no que lo utilicen como Ud. hace. YO NO TENGO PODER, NI LO QUIERO. SOLO QUIERO QUE MIS PACIENTES SE CUREN.
Para politiquear utilice otros métodos que no sean sembrar desconfianza hacia los médicos a traves de los medios de comunicación. Politiquee con otras cosas, no con los pacientes, que son algo sagrado Sr. Novoa.
Gracias por el comentario Gerardo. Me temo que su grado de doctor no lo inmuniza contra nada. No está más o menos acertado en sus comentario por ser doctor. Es decir, su curriculum no es relevante en esta argumentación.
Me alegro de su independencia y entrega a sus pacientes. Le felicito. Por desgracia su neutralidad no es frecuente en nuestra profesión. La interacción entre médicos e industria farmacéutica es uno de los principales problemas profesionales a nivel global. De ello se han hecho eco, desde hace años, las principales revistas médicas y asociaciones científicas del mundo. Las evidencias acerca de la falta de objetividad en las decisiones de los médicos dependiendo de sus “relaciones comerciales” son aplastantes, y esta página web se dedica, en gran medida, a difundir estas evidencias y a alertar sobre la necesidad de instaurar nuevas reglas que implementen la transparencia. No somos los que denunciamos estas situaciones los culpables de que la confianza de la sociedad en sus médicos esté en peligro sino los compañeros y compañeras que, o por falta de reflexión o por falta de profesionalidad, entran en este peligroso juego.
Igual que las “relaciones comerciales” influyen en nuestras prescripciones lo hacen otros intereses personales. Nuestro desempeño depende de los incentivos. Si nos pagan por pedir menos TACs, pedimos menos TACs (independientemente de las indicaciones); si nos pagan por intervención, aumentan las listas de espera (independientemente de la indicación); si hay más cardiólogos, aumenta el número de cateterismos (independientemente de la indicación). Es la variabilidad de las decisiones médicas, tan difícil de explicar a los ciudadanos. La experiencia norteamericana del manage care ha generado suficiente evidencia al respecto: si el médico tiene que elegir entre su beneficio económico o profesional y el bienestar del paciente, elige su beneficio económico o profesional. Es probable que en la mayoría de los casos, este sesgo sea inconsciente. Pero no podemos negarlo y esgrimir una pureza no demostrada. Nuevamente hay que arbitrar mecanismos para controlar estos sesgos. Nuevamente la transparencia y la reflexión nos pueden salvar. Nuevamente hay que felicitarlo por su integridad.
El motivo del artículo fue una huelga de celo iniciada en un hospital que bloqueó durante varios días las urgencias y mantuvo innecesariamente hospitalizados a pacientes que podían haber sido dados de alta. No son solo “unas incomodidades”. Se ha utilizado a los pacientes para presionar a los políticos. La defensa de los derechos es legítima, por supuesto, pero en un contexto reglado como lo es la huelga en la que, precisamente, se arbitran medidas para que el perjuicio para los ciudadanos sea el mínimo. La huelga de celo siempre es mala porque va dirigida a dañar a ciudadanos desprotegidos; si esos ciudadanos además están enfermos, es sencillamente detestable; un abuso de poder impresentable.
Los ciudadanos no son tontos. En la medida en la que comprueben que estas maniobras no son generales sino burdas manipulaciones de exaltados y demagogos y que, además, son criticadas desde dentro de la profesión podremos mantener y conservar esa confianza que nos regalan. Si callamos y otorgamos, estamos todos perdidos; estamos todos en el mismo saco. En todo caso, siento que se haya sentido aludido ya que es evidente, tras leer su comentario, que no iba por usted.
Abel Novoa
PD: por cierto, solo para su información, yo también soy doctor en medicina
Gerardo ole ole y ole
El poder es negociar de forma individual para un colectivo en este caso el mejor tratado en esta Comunidad Autónoma, olvidandose del resto de trabajadores que tienen el mismo patrón, en este caso el SMS ( esto lo hace el sindicato médico continuamente) y en colaboración con algunos colegios profesionales y organismos que nada tienen que ver con la atención a los pacientes ej: hefame, colegio de veterinarios etc
El poder es cubrir a un compañero en el mismo horario y con el mismo nº de pacientes pero cobrando la parte proporcional de sus cartillas y que el resto de profesionales tengan que cubrir a veces a 2 compañeros sin remuneración de ninguna clase, cosa bastante lógica en estos tiempos, sí , pero para todos igual.
El poder es asistir a Jornadas, Congresos, reuniones científicas etc.. con sustituto y pagado por la Industria Farmacéutica y nadie más tener sustituciones para asistir a este mismo tipo de eventos. Y además aprovechar para ir al SPA, a comidas y cenas especiales fuera del Congreso, a pasear y hacer turismo en dias que están pagando todos los ciudadanos en concepto de impuestos.
El poder es manejar a los pacientes con ttos y pruebas diagnósticas muchas veces innecesarias porque lo recomienda un determinado organismo o asociación cuya actividad ha sido investigada por un determinado laboratorio con intereses económicos por medio.
El poder es estar de acuerdo con el copago para evitar que puedan asistir a la consulta aquellas personas que son excesivamente frecuentadoras, cuando es posible que lo sean porque se les haya invitado a que lo sean en otros momentos por: prisas, falta de seguridad, u otras necesidades particulares.
El poder es poder decidir en nombre de la ética y de la salud cuestiones que más se parecen a intereses particulares que a beneficios de los pacientes. Ej » por la mejora de la A.P» y llamar a movilizarse a la población cuando la reivindicación es exclusivamente
económica.
El poder en definitiva es poder dar o no un alta hospitalaria para presionar a mis gestores ¿ y el paciente que sabe de esto?, es operar en un hospital concertado cuando a mi me interesa porque es una manera fácil de ganar dinero, es bloquear las listas de espera para que no restrinjan las peonadas, es dejar en la guardia a los residentes y que no me llamen a no ser que sea muy justificada la llamada, es decidir cuando informo y cuando no dependiendo de mis creencias personales ( me hago objetor) es mantener en la ignorancia a los pacientes que no entienden lo que está pasando aduciendo que el médico soy yo, es dedicar diariamente al menos 1 hora de mi horario a recibir a los representantes de la Industria farmacéutica y luego decir que tengo mucha presión asistencial, es entender que la Sanidad no es nada sin mi y soy muy importante porque salvo vidas. Esto es patético y nos lleva a perpetuar la imagen de poder con el único objetivo de no perderlo.
No comparto su punto de vista Dr. Novoa. Lleva Ud. tiempo implicado en una campaña contra las casas comerciales y los que las representan, que no se cual es el origen. ¿Piensa de verdad que el médico se vende porque lo inviten a una presentación con comida de un nuevo fármaco?. ¿Ud. lo ha hecho?. Porque si Ud. no se ha vendido, no entiendo que piense que los demas se venden por una comida o un regalo, normalmente un bolígrafo o una idiotez. No mezcle temas, no confunda a la opinión pública. Si tiene ideas de como organizar la Sanidad, dígaselas al Sr. Varcalcel directamente y que le nombre Consejero. Tengo la impresión al leerle que rezuma algo desconfianza hacia los compañeros. Quizás todos los médicos son malos menos Ud. Animo, difame que algo queda. No creo que se refiera al poder médico como algo real, si así lo piensa, quizás un poco de humildad le vendría bien. Somos simples trabajadores y como trabajadores tambien tenemos derechos laborales, y esta profesión, pese a todo es un privilegio ejercerla, pues consigue algo que no es posible en otras profesiones , consigue sanar al que está enfermo y eso si que es un regalo, y no los que Ud. dice de las casas comerciales. Poder es el suyo con un artículo en página privilegiada del periódico para poner verdes a sus colegas.
Gracias Rafa por el comentario. Le remito a la contestación que le he hecho a Gerardo. Por desgracia no es una opinión mía. Es una evidencia que las relaciones comerciales influyen en las decisiones médicas por más que los profesionales lo neguemos. Por suerte no estoy solo en esta denuncia. Esta Plataforma se creó, a imagen de muchas otras que ya existen en otros países, para exponer, difundir y generar un debate demasiados años silenciado en nuestro país.
No es nada contra la industria en general. Es contra sus estrategias corruptoras en particular. Como todo sistema complejo, la industria tiene tendencias regresivas (manipulación de la investigación, compra de médicos y políticos, manipulación de la información y de los medios de comunicación, invención y exageración de enfermedades para aumentar las ventas, etc..) pero también positivas (capacidad de innovación y adaptación, nivel profesional, etc…). En NoGracias abogamos por la existencia de relaciones entre la industria, los profesionales y el sistema de salud pero en un marco de transparencia y evaluación. ¿Dónde está el problema?
Siento que el artículo le haya molestado personalmente. Las afirmaciones en él vertidas no son invenciones ni ocurrencias ni tampoco acusan a nadie en particular; señalan una falta de auto-conciencia colectiva cuando se toman decisiones en un hospital (no dar altas para colapsarlo) que afectan a muchos pacientes. Como ciudadano puedo criticarlo; como médico puedo no aceptar que me incluyan entre los que defienden ese tipo de iniciativas.
Verdes solo deben quedarse los que han actuado con superficialidad y falta de responsabilidad; también los políticos que ceden ante estos chatajes. Los demás a desmarcarnos de las huelgas de celo y a pelear legítimamente por nuestros salarios y condiciones laborales. También, al menos en mi caso, por el «control de daños» en este desmantelamiento ideológico del sistema público de salud. Un desmantelamiento, por cierto y paradójicamente, que apoyan muchos de los compañeros y compañeras que vílmente paralizaron el hospital.
Abel Novoa
Me pregunto de donde sacas la informacion, y me refiero en concreto a la informacion que das sobre la huelga de celo de un hospital de la region (en el que trabajo). Perdona que te rectifique pero estas tan equivocado como muchos. Si la informacion la has obtenido de la prensa (el poder de la prensa) y estoy segura de ello pues es el unico lugar donde puede encontrarse esa informacion, pobre de ti que abanderas la verdad y que quedas colgado de una mentira. SI, una mentira. Y si quieres saber mas, porfavor contrasta la informacion que recibes antes de arrojar sobre nosotros las mismas inmundicias que arroja cierto periodico de esta region sin fundamento.
No soy doctor de nada ni tengo cultura para establecer dialogos con jente culta como sois los medicos, pero estoy totalmente de acuerdo con el doctor Abel Novoa. Creo que para mi, lo importante de los Medicos que trabajais en la sanidad publica es que tengais dedicaciòn exclusiva en el sistema publico, y para ello defiendo que los medicos debierais de tener un salario de almenos de un 50% mas del que teneis en estos momentos. No es logico ni etico beneficiarce en la ( privada) de las largas listas de espera que sufrimos en la publica y muchos de uds se froten las manos para sacar tajada de esto. Yo si tubiera poder osdaria a elegir, o publica o privada, las dos NO.
Gracias Pablo por el comentario y el apoyo. personalmente también creo que debería ser incompatible el ejercicio profesional en el ámbito privado y público.
Abel Novoa
No puedo disimular la indignación que me ha producido leer su artículo, a pesar de que entiendo, desde la primera línea, la buena intención de sus afirmaciones, pero que creo que son erróneos la mayoría de sus razonamientos creándome un sinfín de dudas sobre que pueda conseguir un objetivo distinto al de sembrar en la opinión pública una idea tan equivocada de la medicina actual como de sus profesionales.
¿Cómo es posible que habiendo estado, durante suficiente tiempo, en un cargo público de alto nivel no haya luchado públicamente por estos planteamientos que defiende ahora? ¿Es posible que crea que la mayoría de los médicos somos corruptos, inmorales sin ética y sin más rumbo que el económico?
Afortunadamente no me encuentro entre los médicos conocidos por usted y de los que tan bajo concepto tiene.
La mayoría de los médicos, que yo conozco, son profesionales éticos y morales que se preocupan por sus enfermos tanto o más, si es posible, que si fueran familia propia. Dedican a su formación horas y horas, todos o casi todos los días, por ética personal, por compromiso con el enfermo y con la sociedad y si quiere por vergüenza torera (en la sociedad actual nadie quiere ser el tonto del grupo).
A mí, como a usted, me gustaría poder formarme sin la ayuda de la industria farmaciútica o quirúrgica, pero me es imposible irme 4 días a Madrid, pagar el viaje, un hotel tres noches, una inscripción de 600 a 900 euros, cenar las tres noches y que no se resienta mi economía familiar (no se si usted tiene pensión de exalto cargo o patrimonio familiar que se lo permita). Cuando fue ministra de Sanidad Dña. Celia Villalobos dijo en una sesión del Congreso de los Diputados más o menos literalmente “actualmente debemos de reconocer que la formación de los médicos tiene que estar en manos de la industria farmaceútica por falta de presupuesto de la Seguridad Social. ¡eran los tiempos económicos de Aznar!
No comparto ninguna huelga de celo, ni bloqueos de urgencias ni chantaje de ningún tipo que nunca he visto salvo alguna sospecha puntual, pero usted parece que sí, ¿Por qué no lo ha denunciado?
El ejercicio de la medicina no creo que debamos medirlo exclusivamente por horas, es más importante el rendimiento real y el nivel de calidad en todos los aspectos de la asistencia. Usted sabe mucho más que yo de ello y debería, por tanto, valorarlo debidamente.
Finalmente, si conoce profesionales, servicios, hospitales en los que el rendimiento quirúrgico de las mañanas sea bajo, y además los sea intencionadamente para engrosar las listas de espera y beneficiarse indirectamente de jornada extraordinarias (creo que el término peonadas está más cerca de su concepto de nuestro trabajo pero creo que tergiversa el tipo de trabajo que hacemos) debería de hacerlo saber a las autoridades competentes.
Termino parafraseándolo pero corrigiendolo según mi entender “Es el momento de la responsabilidad; de ejercer y gestionar en beneficio de la sociedad”
Le agradezco que nos haya despertado de un cierto letargo
Atte. José Miguel
Gracias por el comentario y su intención de interpretar mis palabras constructivamente. Creo sinceramente que la mayoría de mis compañeros no son corruptos; creo que todos intentan mantener el difícil equilibrio que usted describe bien cuando afirma sus dificultades económicas para costearse un viaje formativo a Madrid. Supongo que cuando solicita ayuda a la industria para costear esa formación intentará caminar por la delgada línea que existe entre ser agradecido y ser un profesional que toma decisiones objetivas. El problema es que, aunque lo consiga, usted ya tiene un conflicto de interés a la hora de tomar decisiones. Cuando acepta una beca personal de la industria usted se convierte en su rehén, lo crea o no, y paga un alto costo en términos de credibilidad. La industria no regala dinero. Cuando pregunten a sus pacientes qué les parece que su médico vaya pagado a los congresos, mayoritariamente responderán que ese hecho influirá en sus decisiones. No es un problema de honradez sino de reflexión. No podemos seguir con una tarea que implica decisiones públicas (pagadas con el dinero de todos) con un sistema de (auto) control puramente privado. La ética personal, íntima, privada no vale para controlar las decisiones públicas. Eso no se lo permitimos a los políticos. Un concejal que recibe una prebenda de un constructor no puede votar a favor de legalizar un terreno que pertenezca a ese constructor aunque objetivamente éste sea legalizable. Debe abstenerse. Si no lo hace y se descubre no importa que la decisión haya sido justa. Caerá sobre él el juicio público y será contundente: corrupto.
Los médicos, que vemos perfectamente este conflicto en los demás, debido al alto grado de confianza que tenemos en nuestro auto-control ético, sencillamente, negamos que pueda pasarnos. Y la investigación sobre el tema dice lo contrario. Y el hecho de que la industria siga regalando viajes y hoteles y todos sepamos que no son «hermanitas de la caridad» lo confirma empíricamente. Reciben retornos de esa labor de marketing. Los regalos y becas de la industria influyen en nuestras decisiones. Y la gran semi verdad encubridora de estas decisiones «marcadas» es : «yo actúo solo en beneficio de mis pacientes». No es verdad y no tiene que porque serla. Somos seres humanos con sesgos, autoengaños, ambiciones, justificaciones, necesidades… igual que los concejales. El problema no es que puedan existir esos sesgos. El problema es que no reconozcamos que existen y sigamos sin poner soluciones que los controlen, los modulen, que impidan que sigamos perdiendo credibilidad e independencia. Hay mecanismos para poder relacionarnos con la industria basados en la transparencia. En este espacio hemos hecho propuestas pero mientras sigamos negando la mayor, seguiremos por la senda más fácil: que todo siga igual e indignándonos cuando alguien lo denuncia públicamente.
Yo ya no voy a los Congresos mientras no bajen su precio y cambien los colorines por rigor y ciencia. Tampoco los echo mucho de menos. Internet en ésto ha facilitado las cosas. Mi economía es la de un médico de familia. No tengo más ingresos ni mi corta estancia en una Dirección General me permitió beneficiarme de un complemento que me parece, por otra parte, injusto. Un privilegio dificilmente explicable a los ciudadanos. En ese corto espacio de tiempo, cosas se intentaron. Pero el proyecto fue abortado por los mismos que lo hicieron posible. Cosas de la «alta» política.
Yo no son un inquisidor. No tengo ni poder ni vocación. Soy primero ciudadano y después médico. No creo que seamos una élite que pueda tomarse el mundo por montera y no someterse a las reglas. Derecho a huelga. Por supuesto. Con garantías para los usuarios. La huelga de celo es un abuso de poder. Un chantaje con mercancía humana. Ya se hizo el año pasado y se ha repetido este año; siempre coincidiendo con negociaciones sindicales. Me parecía que no podía callar. Esto la sociedad no se lo tolera a ningún colectivo, excepto a los médicos. Porque cuando pronosticamos las siete plagas (muertes en lista de espera, disminución de la calidad asistencial, etc) si nos bajan el sueldo estamos solicitando implícitamente una adhesión incondicional por parte de la sociedad a nuestras posturas; estamos diciéndoles: «si no estáis con nosotros sufriréis las consecuencias». Los ciudadanos saben que dependen de nosotros y callan. En la teoría del contrato eso se llama riesgo moral. El cliente está indefenso ante el proveedor del servicio que es quien impone las condiciones contractuales. Y el cliente/paciente/ciudadano acepta porque no le queda otro remedio si quiere acceder a los servicios de un proveedor que ejerce el monopolio. Es el botín de los productores. Pero no se puede tener todo. Eso solo los tiranos.
Abel Novoa
En mi opinion creo que este tipo de artículos sólo consiguen enturbiar más la relación médico-paciente. La corrupción de la que usted habla existe en todos los ambitos de nuestra sociedad, existió y existirá y creo que su denuncia en medios de comunicación lo único que hace es crear desconfianza en este caso hacia el colectivo médico, o dígame usted que se consigue haciendo que un paciente entre en la consulta desconfiando del médico que lo va a ver, tratar y seguir viendo durante algún tiempo. Yo también soy médico dedicando gran parte de mi tiempo a la medicina y no me gustaría que mis pacientes vinieran a la consulta con aire de desconfianza pensando que el tratamiento que prescribo está condicionado a que me regalen un boli o una grapadora.
Gracias por el comentario Pepe. Si no quiere que desconfíen pues trasmita a sus pacientes que no tienen motivos para desconfiar: no reciba visitadores en horario de trabajo; no tenga regalitos de la industria en su despacho (bolígrafos y grapadoras se ha comprobado que son significativas para los pacientes); no acepte becas directas para viajes o congresos por parte de laboratorios (esto ya es para nota). No esté tan seguro que sus pacientes en realidad confían tanto en usted si lo ven con visitadores en su despacho. No se trata de ser honesto sino también de parecerlo (como en cualquier otro cargo público). Es solo gracias al inmenso poder de nuestra profesión que los ciudadanos nos consienten cosas inaceptables para ellos en otro ámbitos. O sea, nos toleran porque nos temen. Mal camino para la confianza.
Abel Novoa
No pensaba dar mi opinión, pero conforme voy leyendo no crece mi indignación sino mi asombro de que este tema “tabú” se comente de forma explícita y pública. Todos sabemos que no existen medias verdades en lo referente a la industria farmacéutica, es una verdad con letras mayúsculas. Por cierto no conocía la plataforma ni a ningún médico que no fuera a congresos por conflictos con su conciencia. Es una solución muy radical, porque los congresos son necesarios para la formación. Personalmente intento solicitar la financiación al laboratorio que comercializa los productos que ya utilizo, no al revés, nunca prescribir si me pagan el congreso. Es la forma de justificarlo ante uno mismo.
Estoy de acuerdo con Abel Novoa en que esta situación debe ser regularizada y organizada de forma transparente. ¿Pero por quién?¿ Por un jefe que sea el primero en ejercer su abuso de poder, en irse él con su amigo y cónyuges , en business , a un Marriott de 5 estrellas en Estados Unidos, sin que ninguno de los cuatro hablen una palabra de un inglés medianamente comprensible?¿Y las “lectures”?¿Se enteran de algo cuando les hablan en inglés ya que hoy día no se traduce ninguna charla? No se trata de bolígrafos y grapadoras.
Existe un tema relacionado con la industria farmacéutica y es el de la investigación dentro del ámbito asistencial. No seré yo quien abra explícitamente esta puerta, o echar mas porquería encima, pero también hay bolis y chuches. ¿Aportan algunos estudios realmente algo?
En lo que no estoy nada de acuerdo es en el concepto de “Poder médico” . No percibo que como médico me encuentre en una situación de poder, ni tampoco como colectivo, y como no mando sobre nadie, voy a trabajar exclusivamente para ver pacientes, lo cuál seguiría haciendo aunque no me pagaran. Es cierto, he hecho a lo largo de mi vida cosas similares por el placer de hacerlas, por la sensación de paz y bienestar que se siente.
A pesar de mis comentarios anteriores respecto a la relación de los médicos con la industria farmacéutica, estoy convencida de la honradez de la inmensa mayoría de los médicos y de que el hecho de que nos paguen los congresos no altera la integridad de nuestra conducta. La mayoría de nosotros amamos nuestra profesión y disfrutamos trabajando, aunque tengamos que discutir de salarios y huelgas.
¿Dónde radica el poder de un simple y raso médico? Poder y posibilidad de corrupción para los que ostentan cargos y políticos. El poder es por definición Hobbesiano , conduce al abuso y corrompe, pero primero hay que poseerlo. Los que no tenemos poder permaneceremos eternamente honrados.
No participé en la huelga de celo, pero no puedo calificar de inmorales a mis compañeros que lo hicieron ni de corruptos a todos los que nos vamos a un congreso pagado por los laboratorios. Se necesita algo mas, que si existe y se conoce con certeza hay que denunciarlo.
Gracias por el comentario Ana. Es verdad que éste ha sido un tema tabú desde hace muchos años. Esta Plataforma fue fundada por Carlos Ponte (intensivista de Oviedo), Joan Ramón Laporte (farmacólogo clínico de Barcelona), Juan Gérvas (médico general de Madrid) y contó desde el principio con el apoyo de la Federación de Asociaciones en Defensa de la Sanidad Pública. No es, de ninguna manera, una idea original sino que imita iniciativas mucho anteriores de otros países como nofreelunchfordoctors (UK y USA) o Healthy Eskepticism (Australia). También hay organizaciones en Italia (nograziepagoio) u Holanda. Los posicionamientos de estas organizaciones (que puedes consultar fácilmente) o de editoriales del Lancet, el New England, el BMJ o el PLOSMedicine (que a veces hemos comentado en esta página) son claros y taxativos: la relación con la industria está pervirtiendo el alma de la medicina. En España, la movilización es minoritaria comparada con estos países pero, al menos, existe, como demuestra la existencia de la plataforma NoGracias. En Murcia hay un nodo Nogracias que presentamos hace 2 años en el que participamos unos pocos compañeros y compañeras y algunos ciudadanos no sanitarios aunque, nos consta, que el apoyo a esta revalorización profesional va poco a poco creciendo. ¡Esta página es visitada por 15.000 personas al mes! y tenemos más de 2500 adhesiones a nuestro manifiesto. Insistimos en que el problema no es la corrupción sino la falta de reflexión. Pero ¿qué es lo que hace que un médico acepte esos regalos y no piense que afecta a su credibilidad, neutralidad y objetividad? ¿Qué no se le caiga la cara de vergüenza, como decía en el artículo?Pues sencillamente que hemos creído que estamos por encima del bien y del mal y que nuestras buenas intenciones son suficientes. Las evidencias (sí, evidencias) dicen lo contrario. Es una especie de delirio ético fruto, en mi opinión, del poder que nos otorga la profesión. Un poder enorme sobre las vidas de los pacientes y ciudadanos. Un poder fáctico. Este poder, un regalo de la sociedad, se nos escapa de las manos cuando, en nombre de nuestros desvelos, buenas intenciones, amarguras por las incertidumbres o por el maltrato de nuestras organizaciones, decidimos tomar como rehenes a unos pobres pacientes ingresados para presionar a unos políticos desnortados y a la deriva. Eso no puede volver a pasar Ana. Ya van dos veces y muchas voces en contra no se han oído, sobre todo, una vez obtenidos los resultados deseados. La mayoría silenciosa, entre la que te encontrabas hasta tu comentario, debe oponerse a que unos pocos mancillen su nombre y el de la institución para la que trabajamos o hemos trabajado. Simplemente como ciudadano no podía seguir callado. Siento haber herido a muchos compañeros y compañeras de buena voluntad. A otros no tanto. Sin embargo, la credibilidad hay que ganársela y, en mi opinión, la estamos perdiendo; no por mi artículo sino por nuestros actos como colectivo.
Abel Novoa
Me interesa lo que estás escribiendo, desde mi blog estoy difundiendo información sobre todo en relación con el proceso de privatización de la sanidad que se está llevando a cabo en Castilla la Mancha. Si me lo permites haría un enlace en mi blog a tu página.
Saludos.
Antonio Martín
La página no es personal. Somos una Plataforma Nacional (aquí los estatutos). Por supuesto, estaríamos encantados del enlace
Un saludo
Abel Novoa
Secretario de NoGracias
Ana siempre he pensado q eres una buena doctora y se que el 99% de los doctores no se venden y están por y para sus pacientes
El 1% restante se venden por un triste bolígrafo o por política con artículos como este
NO SE QUIEN ES PEOR, creo que el segundo ….
Lo que hace las ansias del poder
Dice el ladrón que son todos de su condición .
Doctores como Ana hay muchos y gracias a Dios que, entre los chorizos y los que os dedicáis a la sopa boba sois muy pocos….
Me ha gustado mucho tu artículo, en mi servicio al hacer comentarios similares a los de tu artículo me toman de radical. En mi servicio sufrimos hace años la arbitrariedad de pasar nuestras guardias de presencia física a localizadas con la excusa del ahorro y de que iba a ser generalizado, sorpresa al pasar el tiempo de que fuimos los únicos de la región, por contra el hospital sigue aumentando los facultativos de guardia en servicios sobredimensionados. Al final pienso como tú: hay una razón crematística muy importante en todo esto, eso sí, por la salud del paciente.
Veo que aqui se mezclan los temas como en un bol los ingredientes de un bizcocho. Y para echar mas leña al fuego voy a lanzar esta pregunta: ¿y que hacemos con todos aquellos medicos que habiendo estudiado medicina y poseyendo el titulo en su casa, demuestran dia a dia su incompetencia para realizar diagnosticos, su temeridad a la hora de iniciar tratamientos empiricos, y su falta absoluta de verguenza a la hora de demostrar que para ellos la formacion continuada (FORMACION) no es mas que un chiste? Si hablamos de la velocidad, mejor dejar el tocino para otra entrada. Y por cierto, que levante la mano el que nunca haya escrito una sola palabra con un boligrafo publicitario…
Creo que el Dr Novoa debería concentrarse en mejorar sus habilidades científico-técnicas y aprender más medicina para hacer olvidar las limitaciones que mostró durante su paso por el servicio de urgencias del Hospital Morales Meseguer, donde dejo «huella». La ética y el sofismo puede ser también una potente metáfora encubridora en este caso de la incompetencia profesional. De parte de los que esta noche estamos de guardia trabajando por los pacientes aunque algo confusos tras las palabras de nuestro sorprendente colega.
Gracias a todos y todas por los comentarios. Siento haber herido a compañeros y compañeras con el artículo. Pero no me arrepiento de la reflexión pública realizada, ni en el fondo ni en la forma. Creo que como colectivo hemos desarrollado un escotoma en lo relacionado con los conflictos de interés en nuestra labor diaria. Peter Mansfield, fundador de healthy skepticism (http://www.healthyskepticism.org/global/) dice que los médicos de ahora son como los del siglo XIX, áquellos que negaban que éllos pudiesen ser los que causaban las infecciones puerperales y persistían tozudamente, en nombre de su buena voluntad e intención beneficente y con gran e ignorante arrogancia profesional, a lavarse las manos antes de atender los partos como recomendaba el vilipendiado Semmelweiss, tras haberlo demostrado empíricamente, años antes de que Pasteur describiera la hipótesis bacteriana. Los conflictos de interés, como las bacterias en las manos, son inevitables; nada ganamos negando su existencia excepto seguir contaminando nuestras decisiones. El primer paso, por tanto, es aceptar su existencia y desde ahí buscar soluciones. Algunas hemos propuesto en NoGracias (http://www.nogracias.eu/medicamentos-y-tecnologias-sanitarias-41-medidas-por-la-equidad-y-la-transparencia/). Esa arrogancia que nos hace negar el poder contaminante de nuestras relaciones con la industria también nos hace confundir derechos y deberes. Derechos laborales sí pero modulados por los deberes profesionales. No utilizar el nombre del paciente en vano es el primer mandamiento. Nunca más huelgas de celo con los pacientes como rehenes ni profecías sobre las consecuencias cataclísmicas para los ciudadanos si nos disminuyen el «precio de la guardia» o nos hacen trabajar (injustamente) más por menos. Caña al político y al sindicato. A los pacientes el mesaje de que pase lo que pase con nuestros sueldos sus médicos seguirán con éllos, y ahora más que nunca, intentando controlar y modular los efectos perversos de los recortes sobre el funcionamiento del sistema.
Por último, ha habido tres comentarios que no han sido publicados por contener insultos y graves calumnias difamatorias contra mi persona. Todas las demás, incluyendo algunas no muy agradables para mí, aquí están.
Abel Novoa
Excelente reportaje.
Eres un auténtico valiente y un auténtico hipocrático (no un hipócrita como quienes te censuraron)
Pero el camino de la honestidad y del verdadero servicio a las personas, es un camino que se transita en soledad.
Todos sabemos perfectamente lo que se guarda bajo la alfombra y la comodidad que muchos tienen, viviendo al amparo del paradigma de los estómagos agradecidos. Ellos nunca ven nada, nunca se enteran de nada, pero viven como señoritos.
Todo va a cambiar, por que al final todo se está destapando.
Héroe !
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